Los brackets fijos van adosados o cementados al diente y pueden ser metálicos, de porcelana o de plástico. Estos aparatos junto a los arcos en alambre son los más comunes por ser más eficaces, rápidos y ágiles en poner las piezas dentales en su sitio, “pese a ello, los adultos deben tener calma, puesto que su metabolismo óseo es distinto y se mueve más lentamente que uno que está en fase de crecimiento”.

Dependiendo del tratamiento y del problema a tratar, se pueden utilizar aparatos fijos o removibles. “En el caso de los adultos, lo más recomendable es la utilización de aparatos fijos, ya que los removibles sólo se utilizan por la noche y ¿cuánto tiempo se duerme? Como media ocho horas. Se pierde un tiempo precioso”, apunta la doctora Serra-Serrat.
Los brackets están compuestos de varios elementos:
Separadores: se utilizan la primera semana de tratamiento y se colocan entre las muelas. Cuando se quitan, dejan un pequeño espacio en el que se colocan las bandas.
Bandas: llevan un soporte para el arco y su función es la de abrazar las muelas
Brackets: se trata de pequeñas piezas que se adhieren a la superficie de los dientes. Pueden ser de distintos materiales.
Arcos: alambres que unen los brackets y las bandas.
Donuts: gomas que sujetas el arco con los brackets.
Retenedores: arco fijo que se coloca tras los dientes una vez finalizado el tratamiento de ortodoncia.
La ortodoncia se ajusta periódicamente a fin de lograr los resultados deseados. Los aparatos usados en la actualidad son más pequeños, livianos y con menor cantidad de metal que en el pasado y, en ocasiones, ni se notan. En caso de soltarse aluna pieza, se debe acudir lo antes posible al ortodoncista, ya que “la falta de una pieza puede alterar el movimiento dental y estropear lo que hasta ese momento se ha conseguido”.
Los brackets que actualmente se utilizan en adultos pueden ser de oro, que ofrecen un aspecto distinguido; de zafiro trasparentes “una de las opciones más demandadas hoy en día”; brackets quick “ue acortan el tratamiento. Permiten que el arco se deslice por su interior y así se distribuye mejor la fuerza entre todos los brackets y los dientes se mueven más rápido” y alineadores trasparentes, “fundas trasparentes de plástico que se colocan sobre los dientes y que prescinden de los brackets. Sólo pueden usarse en algunos casos concretos, para pequeñas malformaciones”, detalla la doctora Serra-Serrat.
Además, existe la posibilidad de utilizar brackets linguales, “aparatos que se colocan en la parte interna de las piezas dentales y son invisible a lo los demás”, explican desde la Clínica Marcó de Ortondoncia Lingual. Tal y como explican sus profesionales, que llevan más de diez años trabajando con este tipo de ortodoncia lngual, se trata de una técnica poco difundida en España, pero de gran aceptación en otros países como Estados Unidos, Japón, Alemania e Italia.
Su principal dificultad reside en la dificultad de colocar los brackets, que requiere una mayor precisión y exactitud, “puesto que la fuerza se ejerce más cerca de la zona de implantación del diente, lo que también redunda en mejores resultados en menos tiempo. Además, la preparación del aparato se hace en un laboratorio y luego gracias a una férula de trasferencia se pasa al paciente”. Su ventaja es que queda oculta a la vista, no se daña el esmalte de los dientes y el periodo de adaptación es más rápido, al tiempo que se evitan roces y pequeños cortes en los labios.
“El precio del tratamiento de ortodoncia depende del tipo de aparato que se emplee”, explica la doctora Serra-Serrat. Este puede variar desde los 3.000 euros de un tratamiento con aparatos (brackets) convencionales colocados por fuera hasta los 7.000 euros si el paciente solicita aparatos de un material más exquisito. “Se trata de una inversión para toda la vida. Por eso, aunque el precio puede parecer elevado, al final no lo es tanto”.